martes, 24 de julio de 2012

Hombres del mundo, ¡aprended a piropear!

Ha llegado el verano. Lo sé, llegó hace más de un mes. Soy rubia, pero no tonta. Lo que pasa es que hoy me ha pasado algo que me hace confirmar lo que ya sabía: los hombres (yo les llamaría neandertales, pero tampoco quiero ser demasiado grosera), en época estival, se vuelven (más) salidos y/o guarretes profesionales. ¿Que qué me hace confirmar tal pensamiento? Fácil: los piropos veraniegos.

Un "piropo veraniego" es aquella expresión que decide soltarte cualquier "hombre" a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier lugar y en cualquier situación, con el que te sientes verdaderamente incómoda. "Ole esas piernas, ¡lo que daría yo por arrancarte esa minifalda a bocados", "Ains, que a gustito dormiría yo entre tus 'dos amigas'" o "Morena, qué feliz soy ahora viéndoos a todas las chiquillas con estas nuevas modas, que en mi época no enseñaban ni las pantorrillas" son sólo algunas de las cosas tan "especiales" que podemos escuchar las mujeres en los meses comprendidos entre junio y septiembre.

¿Se puede ser más soez que un neandertal masculino (sí, he decidido no llamarles más "hombres" en este post) "piropeando" (véase las comillas en la expresión), en verano? Definitivamente, no. Seres humanos con pene entre las piernas del mundo, nosotras, las mujeres, somos personas y, como tales, nos merecemos palabras cariñosas. O, mirad, simplemente palabras, y no balbuceos y chorradas varias que no nos hacen más que confirmar lo que todas suponíamos: que cuando pensáis con la bragueta, la sangre no llega a ninguna otra parte de vuestro cuerpo.

"Rubia, te comía hasta las caries." Eso ha sido lo más "bonito" que me han dicho en lo que llevamos de verano. Y, como a mí, a todas. Iba conduciendo y he tenido que escuchar tal "piropo" cuando estaba parada en un semáforo. Y, lo mejor de todo, es que no provenía del típico grupito de niñatos (seres con menos cerebro que un mosquito y que se escudan en los cristales de su coche para soltar estas pullitas tan "geniales"), sino que se le ha ocurrido a un hombre (¿He dicho hombre? Perdón, neandertal máximus) cincuentón, con traje y corbata, en su Lexus plateado.

Pobrecitos, me han hecho pensar que ellos, seres sudorosos de este planeta, no tienen la culpa. Según una reciente encuesta que he podido hacer a los neandertales de mi alrededor (que no son pocos, pero tampoco me puedo poner a pagar ahora a una empresa para que me haga un estudio con un número de sujetos 1000 y un margen de error del 0,5 -¡Oye, todavía recuerdo algunos conceptos de la maldita asignatura de la carrera de Investigación en información...!-) y, ¡sorpresa!, he llegado a conclusiones increíbles. La más importante y fundamental de todas es la siguiente: "No, Alba, nosotros no tenemos la culpa. La tenéis vosotras."

¿Nosotras? ¿Nosotras por qué? (Aquí es donde las respuestas de mis neandertales cercanos se unifican y responden al unísono: "Por ser tan guapas y vestir con tan poca ropa en verano". ¡Acabáaaaaaaramos! ¡Que ahora nosotras, mujeres del mundo, tenemos que vestir tapadas de los pies a la cabeza, cuando hace más de 45 grados a la sombra (y si nos ponemos ya un burka, mejor que mejor), para que no seamos "piropeadas" por tales especímenes!

Mirad, seres masculinos, os voy a decir un par de cositas:

1. Vestimos como nos da la real gana. Si queremos enseñar pierna, enseñamos. Si queremos enseñar escote, enseñamos. Y si queremos no enseñar nada, no enseñamos. Pero no nos vamos a tapar, porque ustedes, seres con pensamiento penil, nos vayáis a saltar con cualquiera de vuestras queridas frases del tipo "te lo comería tó", "ahí va esa guarrilla que se le ven las bragas" o, mi favorito, "te daba lo tuyo y lo de tu prima".

2. Un piropo (sin comillas) es algo agradable que gusta a la mujer que lo escucha. Si su cara es de "me das asco" (seguida, probablemente, de algún improperio, con toda la razón del mundo) es, sin duda, porque es una grosería como una casa. Imaginación, chicos, pero imaginación de la buena, no de la pollil.

Sin más, neanderthales del mundo y, más concretamente, de la capital de este nuestro querido país, al próximo que escuche decir una soez tan grande como vuestra cabeza (la que debería tener pelo, la de arriba, la que tiene orejas y boca), le increparé con algo aún peor. Y, creedme, tengo un gran poder de espontaneidad, que llevo oculta en mí una verdadera vocación de artista de la improvisación. Así que, obreros de los andamios (los menos, porque con esto de la crisis, pocos son los que están ahora a 50 grados a la sombra enfoscando una pared), taxistas, hombres cincuentones trajeados, niñatos de coches amarillos con las lunas tintadas y demás especímenes que se hacen llamar hombres, ¡un respeto a las mujeres! Y sí, nos encantan los piropos, ¡pero no los "piropos veraniegos"!

miércoles, 11 de julio de 2012

Querido Señor Rajoy:

A ver, a ver... ¿Con qué pie me había levantado hoy...? Ah, sí, con el derecho, ¡hasta que mi ex amigo Mariano (sí, Mari, has leído bien, ex, porque ya no te quiero nada de nada... -qué demonios, antes tampoco te tenía demasiada estima, pero, al menos, yo era tu rubia favorita...- Ahora, Mari, por favor, olvídate de que existo. Ah, no, espera, que me has olvidado a mí y a los de mi generación hace ya mucho...! Se acabó, no somos amigos, ni lo hemos sido ni lo seremos!). 

Que te nos desvías, Alba... ¿Con qué pie me había levantado hoy? Con el derecho, ¡hasta que, por cojones, Rajoy me ha hecho torcerme el tobillo y me ha obligado a caminar con el izquierdo...! Maldito Mari, con lo que me gusta a mí despertarme con cosas bonitas... (¡Ésta te la guardo!) Y, si algún zagal todavía rezagado (es que desde que escuché el ya famoso "ArraZo por donde paZo" me gusta mucho esa letra, mola, ¿verdad?) que sólo vive por y para tomar el sol en la playita y no ha visto las noticias (ojalá fuera yo, que allí parece que los problemas no te tocan...), resulta que eso, que nuestro querido 'presi' ha explicado (con sus ya esclarecedoras palabras que todos entendemos -ironía mode on-) sus nuevas medidas económicas "para acabar con el déficit", que nos van a tocar -un poquito bastante más- los bemoles y/o ovarios.

Veamos, puesto que mi ex amigo Mari (recordad, yo le quería porque era su rubia favorita, no por mucho más, la verdad...) ha decidido no dejarme vivir la vida con el éxito que me merezco o, al menos, vivir en condiciones o, simplemente, vivirla, he decidido escribirle una carta. He sido su 'favo' hasta ahora, bien entiendo que, por lo menos, lea mis palabras, ¿no? Ahí vamos:

Querido Señor Rajoy (dos puntos):

¿Cómo te va todo? Dudo que ahora estés demasiado bien, ya que te estarán lloviendo críticas por todas partes después de tu querido discursito en el Congreso... Siento decirte que, esta vez, no te escribo como amiga, sino como una indignada más de este nuestro querido, pero arruinado y supeditado al yugo europeo país. Como tú y yo siempre hemos tenido 'confi' ('ya tú sabeh', que siempre me decías lo guapa que estaba cuando me veías...), pues oye, te voy a escribir todo lo que pienso en privado para no montarte el escándalo en público (tengo muchos seguidores en Twitter (@albuli para aquellos que aún no lean mis geniales y audaces comentarios), así que podría armarte una 'true revolution'... -Cuán políglota soy, en el fondo, me encanto.)

Lo primero y más llamativo de todo: ¿Por qué decides subir el IVA normal al 21%? ¿Es que no tenías suficiente ya con el 18? No sé, es que creo recordar que hace poco más de un año liaste la de Dios, el Cristo de los Remedios y la Vírgen Santísima cuando mi otro ex amigo, ZP, decidió subirlo... Llámame demagoga o cínica, pero creo que tú has hecho exactamente lo mismito que él... No sé, quizás eso de que "todos los políticos sois la misma mierda con distinto olor" va a ser verdad... Con el cariño que os tenía, cuando a mis 17, en Bachillerato, me peleaba con mi compi Manza defendiendo que otro mundo era posible (cuán ingenua puedo llegar a ser...). Corrígeme si me equivoco, pero estoy casi segura de que en Francia el IVA está estipulado en un 19,6% cuando su salario base es de 1428€ y Holanda, con un 19%, cuando sus trabajadores cobran de sueldo mínimo 1446€. Corrígeme, repito, cuando pienso que ahogarnos con un IVA del 21%, cuando nuestro salario base es de 641€, es de locos, pero, oye, ¡que tú eres el experto!

Segundo y que me toca muy de cerca: has decidido acabar con la deducción por la compra de la primera vivienda. Ah, no, espera, que no me toca de cerca, ni de soslayo, ni con la puntita de la nariz. Vamos, que veo tan tan tan, pero taaaaaaaaaaan lejos el hecho de firmar unas escrituras de una casa mía que, bah, de esto ni me preocupo... 

También has pensado (tan inteligente tú) en reducir la prestación por desempleo a partir del sexto mes. A mí esto, concretamente, tampoco es que me toque demasiado de cerca, ya que, gracias a este sistema tan cojonudo de país y educación, ni siquiera puedo optar a cobrar el paro. Y sí, he trabajado hasta la extenuación durante cuatro años, pero en míseras becas y contratos precarios, con los que no reúno el puto mínimo para cobrar una mierda pinchada en un palo con moscas a su alrededor. Pero, oye, esto me jode mucho la moral porque conozco a cientos de personas que sí están en esa situación de cuerda en equilibrio haciendo malabares para llegar a fin de mes con la ridícula miseria que se les da... 

Tengo que reconocerte, Mari, que tú siempre has tenido esa extraña facilidad para explicarlo todo, con tu palabrerío y tus buenas maneras, para que nadie te entendiera. Tú sueltas tus pullitas y, como no te entiende ni Peter Parker, pues te quedas más ancho que largo. En esta ocasión, sin duda, tu ya querida frase "lo hacemos para animar la búsqueda activa de trabajo" no te ha surtido efecto. Todos hemos pillado tu intento de "incentivar" nuestros sentidos, porque, nada más escuchar tu comentario, algo en todos nosotros se ha removido por dentro. Tanto, que hemos querido llamarte de todo, y es que, no te mereces menos, querido ex amigo. Si crees que cobrando un subsidio que supone el 50% del empleo que antes teníamos, a partir del sexto mes, nos va a "incentivar" a la hora de buscar trabajo, eres cortito. Llámame loca, pero quizás lo que antes hacía la gente cada mañana saliendo con los currículums en la mano, entregándolos en todas partes, también se llama "buscar empleo", pero, oye, lo mismo me confundo... No sé, Mari, ¿tú qué piensas?

Otra cosa que te quería reprochar es tu decisión de "eliminar la segunda de las pagas extraordinarias en funcionarios". Vamos, que quitas la paga de Navidad a cientos de miles de personas. Gracias, Mari, gracias a ti miles de familias pasarán unas fiestas navideñas canutas, y no sólo por realizar un tijeretazo de este calibre, sino por todos los recortes que les has hecho ya. La excusa de "es que tienen un empleo fijo" ya no vale. Siempre pagan los mismos. ¡Basta ya, cojones! Ya te veo venir, no me vengas a decir ahora que vosotros, los altos cargos, también os habéis quitado de cobrar esa paga... Lo que yo os haría, quizás me equivoque, sería rebajaros el sueldo un 60% a todos, pero no sólo en Navidad, sino todo el puto año, a ver cómo os sentaba...

Hay otras muchas medidas de recortes, como las de acabar con las Diputaciones o las ayudas a sindicatos y partidos políticos que también tendrían tiempo de discusión, pero tampoco quiero aburrirte, Mari. Sólo decirte un par de cosas más. Bueno, más que cosas, consejos, pero oye, tú si quieres los tomas y, si no, los dejas (como las lentejas):

1. Quizás uno de los graves problemas de este país esté en el número de políticos chupópteros que vivís de los contribuyentes. Para que te hagas una idea, nosotros, que somos algo más de 47 millones de habitantes, contamos con casi 450.000 políticos a sueldo (uno por cada cien personas). Sin embargo, un poquito más arriba, en Alemania, son casi el doble de habitantes que nosotros, pero ¡ojo! sólo cuentan con 150.000 políticos en su haber... ¡Haz las cuentas, que no es tan difícil!

2. Y, si seguimos con nuestros eurovecinos, los alemanes, te aconsejo que leas su proyecto de ajuste de 2003 cuando su país también estaba en plena recesión y, no me preguntes cómo, pero consiguieron colocarse a la cabeza de los países europeos sin subir los impuestos (de hecho, los bajaron) y sin joder su sistema del bienestar. Mari, Mari, ¡no me repliques! ¿Qué no te lo crees? Pues lee este artículo de S. McCoy, en el que cuenta exhaustivamente cómo lo logró Alemania. 

Después de explicarte todo esto, se me viene a la cabeza algo... No sé si alguna vez te he contado que antes de estar hiper mega súper ultra convencida de estudiar Periodismo (gilipollas de mí), pensé, por un momento, en hacer la carrera de Ciencias Políticas... No sé si conoces tampoco el hecho de que ahora he echado la solicitud para estudiar Criminología y/o Psicología... ¿Cómo lo ves? Es que estoy pensando en retomar mi idea de estudiar Políticas... Total, parece ser que es el único trabajo bien pagado de este país. ¡Qué más da un puñado de críticas si me lo estoy llevando calentito, ¿verdad?! Venga, va, te prometo que si me enchufas a dedo en algún cargo, retiro todos mis malos pensamientos hacia tu persona, ¿quieres? Mari, Mari, ¡no me mientas!, que claro que existen los cargos a dedo, ¿si no de qué han nombrado al hijo menor de Esperanza Aguirre asesor del Ministerio de Economía? ¡Ay, que te he pillado!

Bueno, tengo que dejarte ya, no quería aburrirte y al final mira toda la parrafada que te he soltado... Si es que ya me conoces, Mari, que cuando me pongo a largar, ¡no paro! Serás tú, ¡que me das motivos diariamente! Sin más noticias por el momento (dudo que me dejes tranquila mucho tiempo), me despido de ti, no sin antes darte un fuerte aplauso por tu súper discurso de hoy, que seguro te ha dejado la boca seca de tanto hablar: PLAS PLAS PLAS (Ah, no, espera, he dicho que uno solo: PLAS -y, si te descuidas, no te doy ni medio-.)

Un fuerte abrazo a ti y a tu siempre y sexy barbita, que me pone tontuca, de tu ex rubia favorita,

Alba.

P.D.: Ains, Mari, se me olvidaba decirte que espero que te acuerdes un poquito de mis congéneres de profesión, los periodistas, bueno, mejor dicho, los periodistas que tienen la suerte de trabajar, y les hagas un poquito de caso, que hace demasiado que no das la cara en una rueda de prensa... Eso de hablar en el Congreso y luego salir huyendo por la puerta de atrás no gusta demasiado... Te lo digo por ti, que sabes que, en el fondo, siempre miraré por tu bien, Mari, Mari...

martes, 3 de julio de 2012

Rebajas, ¡qué gran palabra!

Rebajas. Saldi. Sales. Soldes. Da igual en qué idioma se pronuncie, el caso es que es una de mis palabras favoritas en cualquier diccionario que se precie. Es que suena fenomenal, ¿a qué sí? Re-ba-jas. Y no sólo por lo bien que suena al pronunciarla (rebajas, rebajas rebajas, ¡Dios, no puedo parar!), sino por lo que significa: descuentos, porcentajes, precios más bajos, ropa, zapatos, ¡felicidad!

La época de rebajas es, sin duda alguna, una de las fechas más importantes del año. Pensadlo, una Rubia Neurótica con auténtico fanatismo por las compras, en rebajas, ¡Dios, si es que no se puede pedir más...! Cientos de tiendas esperando deshacerse de sus artículos "pasados de temporada" por compradoras impulsivas, como la que suscribe.

Muchos de vosotr@s (mayoritariamente hombres) nunca entenderéis lo que significa para una mujer el término "irse de compras". Es un estado de éxtasis máximo, y si la Visa que gastas no es la tuya, sino la del novio/marido que no entiende el porqué de tanto gasto, más nos gusta. Y si a ese grado de excitación infinita le sumas un 50% de descuento, ahí ya puedes morir de placer.

Pero, ¿qué son las rebajas? Bien, os lo explicaré: es una jungla repleta de lobas psicópatas en busca de las mejores gangas, donde yo, señores, soy la REINA. Pero REINA con mayúsculas, que nadie pretenda arrebatarme el puesto, porque puedo hacer mucho daño...! (No es broma, hablamos de Rebajas, y yo por un vestido de Prada a mitad de precio, ma-to).

Da igual estar forrado, ser currito y estirar la nómina hasta fin de mes o ser un puto parado que no le llega ni para Coca-Cola (éste último y penoso caso es el mío), las Rebajas son ineludibles, imprescindibles, inevitables. Podremos gastarnos mil euros (ya quisiera) ó 200, pero no hay persona humana que no haya experimentado alguna vez esa sensación de comprar a un precio menor del estipulado en un principio.

Existen diferentes tipos de persona (mayoritariamente mujeres) en estas fechas tan señaladas (madre mía, cuán importante me siento. Debo ser Reina de verdad, porque ya empiezo a hablar como el Rey al comenzar sus discursos de Navidad: "Me llena de orgullo y satisfacción en estas fechas tan señaladas"). Bueno, que me pierdo; iba por los tipos de personas que compran en Rebajas: las ahorradoras, que tan sólo gastan en aquello que realmente necesitaban y que han estado esperando durante cuatro meses para poderlo comprar (con suerte) con un descuento del 30%, y las compradoras compulsivas (véase mi persona), que gastan todo lo que tienen (y lo que no tienen también) en comprar trapitos que, normalmente, sólo usan una vez (dos si la prenda les encanta). Lo mejor de éstas últimas (o sea yo) es que aman las Rebajas, pero como buenas compulsivas, si ven algo que les gusta, se lanzan a ello sin dudarlo, aunque queden menos de 24 horas para que le cuelguen la etiqueta de "Sales".

Yo, como experta en el tema (tengo un máster en moda, no es broma, ¿eh?) , debo deciros que no es oro todo lo que reduce: hay que estar preparado física y mentalmente para un acontecimiento de este calibre. Si no estás dispuesto a darlo todo para comprar ese bolso que tanto ansiabas por 60 euros menos, despídete de seguir leyendo, porque es ahora cuando llegan mis consejos para ser una fashionista con ojo crítico rebajil (viva yo y mi invención de palabros varios. Si es que tengo un vocabulario muy rico...):

Lo primero de todo es hacer un análisis de campo, un estudiado reconocimiento visual de las zonas a invadir. En términos normales, que os conozcáis las tiendas, vamos. Yo, como fanática absoluta, os recomiendo que visitéis tooooodos los centros comerciales a 40 km a la redonda, así podréis elegir en cuál de ellos os sentís más cómodos para, posteriormente, quemar las tarjetas. Importante: siempre ganaréis tiempo en recintos cerrados, nada de ir al centro. Ya lo he experimentado y es demasiada locura hasta para mí, una loca con diploma acreditativo.

Segundo: absteneos perezosos, vagos y demás flojeras que pretendan ir a las Rebajas cuatro o cinco días después de la inauguración. Un buen comprador siempre, siempre, siempre (repito, siempre) deberá estar el primer día en la puerta, ¡y antes de que abran! Diez minutos después y las marujonas con rulos y rodillo en mano ya os habrán levantado toda la mercancía de primera calidad.

Tercero: ¿Qué es eso de escoger color y/o talla? Por Dios, son las Rebajas, es una jungla, ¡arramplad con todo, que ya tendréis tiempo de probaroslo en casa con tranquilidad! 

Cuarto y último (pero no por ello menos importante): id siempre acompañados (mayoritariamente por novios con un gusto cero por las compras). ¿Que por qué? Fácil: ahorra tiempo y sirven de perchero y/o burro de carga. Cada vez que entréis en una tienda, él deberá colocarse en la cola para pagar. En ella habrá, probablemente, una media de cinco millones y medio de personas, con lo que contarás con, aproximadamente, 25 minutos para recorrer la tienda y coger todo (repito, todo) lo que caiga en vuestras manos. Una vez que hayáis escogido lo que os gusta (y lo que no os convence también, recordad, nada de probadores, que para eso está el espejo de nuestra casita -porque en las tiendas, señores, los cristales son cóncavos y hacen los cuerpos más estilizados, que lo sepáis), que él ya os estará esperando en la caja para pagar (con un poco de suerte, con su American Express). Después, y antes de pasar a la tienda número 53, tú sólo deberás estirar el brazo, a lo que él, amablemente, (y si no también), cogerá vuestras bolsas durante toda la jornada. Así, una y otra vez, hasta que una de dos: ya hayáis visitado todas las tiendas del centro comercial o segundo, hayáis acabado con todos vuestros ahorros para las vacaciones y/o subsistir sin tener que pedir ayudas sociales.

Creo que nada más... Con estos consejos de la Rubia Neurótica no tendréis problemas a la hora de ser unos buenos (qué digo bueno, óptimos) compradores en Rebajas. Eso sí, ya para las de enero, que éstas de julio ya han pasado y sí, señores, ¡he arramplado YO con todo!

viernes, 22 de junio de 2012

Querida mala suerte (vol. I):

Vete a la mierda de una puta vez. Así de finolis quiero empezar mi post de hoy. Hacía más de una semana que no actualizaba el blog (con la correspondiente mala conciencia en mi persona), pero creedme, he tenido tantísimas malas experiencias en estos siete días, que no sabía cuál de todas contaros, así que, al final, he pensado "¿Qué narices? ¡Todas juntas, como las desgracias!"

Repasando anteriores posts, me he dado cuenta de que soy una absoluta e irremediable lunática y/o loca y/o neurótica, y también de que escribir todas las "cosas buenas" que me pasan (ironía mode on) me ayuda a reírme de mí misma, y mucho, así que he decidido, en estos mismos momentos, darle las gracias a mi mejor amiga, conocida ya por todos vosotros como Mala Suerte, para agradecerle lo mucho que me quiere.

Ahí va mi primera misiva hacia ella:

"Querida mala suerte (dos puntos):

¿Cómo te va todo? Seguro que genial, ya que, gracias a mí, estás trabajando más que nunca y, como dicen en mi casa, teniendo trabajo no puedes quejarte, con la que está cayendo en este, nuestro querido y próspero país. Ahora debe irte mejor que bien... Seguro que no soy tu mejor cliente, pero sí estoy entre las primeras del ránking, ¿verdad?

¿Te acuerdas cuando el otro día nos cruzamos por la calle y me dijiste eso de "¡Que te vaya todo muy bien! ¡Mucha mierda!"? Pues, desde luego, eres pitonisa, tía, gracias a ti me cayó la mayor caca de paloma/s en mi ventana del coche. ¡Tendrías que haberla visto! (Bueno, si quieres, puedes verla aún, ya que sigue pegada desde hace días al cristal.) Me recuerda mucho a ti y me da pena quitarla, para que veas lo que te quiero... No sé cómo explicártelo, es proporcional a todo el amor que sientes por mi persona: descomunal, enorme, grandiosa, verde, muy verde... Cada vez que la veo me acuerdo de ti y de todas las cosas que hemos pasado juntas...

Recuerdas cuando me decías, hace unos añitos "Alba, el deporte es malo para la salud"? Pues tía, me siento fatal, porque no te hice caso... Hace unos meses volví a retomar el gimnasio, con más vitalidad y ganas que nunca. Compréndeme, tía, no puedo dejar que mi culito respingón y perfecto caiga suspendido en eso que empieza por flaci... (¡Ains, es que no lo quiero ni nombrar!), así que ahí estoy, dándolo todo everyday. Además, algunas amigas me comentaron que muchas de ellas ligaban con tíos cachas y morenazos mientras ponían el culo en pompa en la bici elíptica, así que claro, no puedo dejar pasar la oportunidad de encontrar al hombre de mi vida... Pues tía, ¡muchas gracias otra vez! ¿Por qué no te hice caso en su día? Llevo acudiendo como un clavo desde marzo y... ¿A que no sabes qué? No sólo no he ligado con nadie (na-die), sino que me he lesionado el abductor (¡Sí, tía, otra vez!), así que llevo días cojeando (bueno, más bien, malcojeando, porque mi cojera no es, para nada, glamourosa). Ya ves, he perdido mis andares felinos de leona y los he cambiado por el caminar de un pato mareado... Y todo por no hacerte caso, amiga...

Por cierto, tendrías que haberte venido el sábado de fiesta. ¡Lo pasamos genial! Primero fuimos a La Sureña, que sabes que nos encantan los cubos de botellines a 3€ y fue... ¡Increíble! En menos de dos horas, me hicieron enseñar el culo (sí, ese respingón y perfecto que tengo), bailar sevillanas (a lo que un sevillano me dijo que era patética intentando bailar así) y, por si eso no fuera poco (ya sabes que me encanta hacer el ridículo) me puse a gritarle a unos borrachos porque me robaron MIS cervezas! (A quién se le ocurre, no saben que se estaban metiendo con la gran Rubia Neurótica...). 

Pero lo mejor de todo fue cuando llegamos a la discoteca... ¡Ligué, tía, ligué! ¿A que no sabes con quién? ¡Con el novio de una despedida de soltero! Resulta que, estando yo sentada con cara de mustia (no podía andar y/o bailar por mi cojera abductoril, ya sabes), se me acercó uno de los invitados a la fiesta y me dijo (literalmente): "Ey, líate con mi amigo, que se casa en tres semanas y tendrá que hacer algo guarrete en su despedida". 

Imagina mi cara de cuadro, tía, ¿qué me verán en la face para que se me acerquen tales especímenes? Lo mejor de todo fue aguantar al dichoso novio durante más de una hora, escuchando lo maravillosa y perfecta que es la mujer con la que va a casarse en menos de un mes... Yo intentaba ser simpática, pero claro, hubo un momento en que tuve que decirle "Perdona, ¿por qué no te callas? Me alegro de que seas tan feliz, pero a mí el novio me dejó hace diez días, como comprenderás lo que menos me apetece escuchar es que un tío, al que no conozco de nada, es feliz. ¡Porque os odio a todos!"
Así que tía, lo dicho, te tendrías que haber venido, porque hubiéramos disfrutado de lo lindo, y seguro que no sólo se me habrían acercado dos cafres, sino media discoteca, porque juntas somos imparables! ¡Siempre atraemos a lo más feo/freake del local! ¡Cuánto te eché de menos!

Amiga, voy a tener que dejarte, ahora no tengo más tiempo de seguir contándote todo lo que me ha pasado esta semana, pero prometo escribirte de vez en cuando, para que recuerdes que yo, la Rubia Neurótica, se niega a abandonarte nunca...!

No te olvides de mí (que sé que me tienes súper presente)...

Un beso fuerte de tu amiga, que ha aprendido a quererte con tus virtudes y defectos,

Alba.

P.D.: He titulado esta primera carta como (vol. I) porque estoy convencida de que no será la última que te escriba..."

miércoles, 13 de junio de 2012

Restrospecciones varias: Cómo veía mi vida a los 25

Exitosa, brillante, con futuro. Así veía yo mi vida cuando me hacía una imagen mental de mi life a los 25 años. Pues bien, ahora no sólo con 25 años, sino con 25 años y medio (oye, que son seis meses más, ya estoy más cerca de eso que no quiero nombrar y que empieza por trein... ¡Ahí  me quedo!) no tengo, ni por asomo, lo que había planeado para mi persona. Pero nada de nada. Na-da.

Hoy, tras visitar la casa que comparte mi amiga Chamorriniqui con su súper novio perfecto (una de mis grandes virtudes es degenerar apellidos y apodos de todo el mundo hasta conseguir un mote que sólo use yo, por eso de sentirme siempre especial, ya sabéis) y tras mantener una de nuestras profundas conversaciones (que son muchas y muy variadas, pero siempre acabamos hablando de lo desgraciada que soy y lo mal que me va todo), me ha hecho pensar, una vez más, en que mi vida es, cómo denominarlo, una auténtica mierda.

Ni exitosa, ni brillante, ni siquiera con futuro veo ahora mi vida. De verdad que no me quejo de vicio, que he hecho todas las cosas que había que hacer para tener ahora un "algo" de ensueño, pero no, esta jodida crisis ha acabado con todas mis esperanzas de ser una tía guay (y cuando digo guay, me refiero a ser una ejecutiva sexy y con poder, cómo me auguraba Rachel a los 17, cuando nos pirraba el calimocho en las noches de verano. Dios, qué mayor soy... Ahora voy a coctelerías a tomarme una "caipiroska alla fragola". Muy de afterwork, sí. Es que yo siempre he sido muy chic. Sin pasta para pagar esos cocktails, pero chic. Que me quiten lo bailao).

Algunos pensarán que no he hecho lo suficiente, pero si con una licenciatura, dos másteres, otra carrera en camino y tres idiomas no es bastante, decidme qué es lo que tengo que hacer, en serio, porque algo se me escapa. Ni pedante, ni arrogante, ni nada, es mi currículum, sin más, pero vamos, debe ser que tanto estudio no vale para nada, y lo que vale es dar el espectáculo en Gran Hermano, enseñando los pechiminis y soltando tacos por mi boquita de piñón (no creáis que no lo he pensado).

Bueno, a lo que iba y por lo que quería escribir todo esto: ¿Cómo veía mi vida con 25 años? Claro, esta pregunta me la hacía yo con 15, cuando me pensaba que los veinteañeros eran unos puretas, casados y con hijos. Yo, que soy muy Antoñita, la Fantástica, no me conformaba con cualquier cosa, así que, ni corta ni perezosa (mira, ese rasgo de la personalidad no lo he perdido, a veces, soy corta y perezosa), me veía tal que así (Ficción):

"Periodista de prestigio sexy subida a unos altísimos tacones, con un ático-dúplex-con terraza (además de con biblioteca y, cómo no, vestidor) en el centro y viviendo en pareja con mi maravilloso, inteligente, divertido y bien posicionado morenazo (lo de casada aún lo veía un poco lejano). ¡Ah! Y con un gatito que se fuese a enrollar en mis piernas al llegar a casa con los pies molidos por los 13 cm que me sostenían desde las 7 de la mañana." 

¿Cómo me veo, ahora, a los 25 años? (Realidad):

Periodista, sí, pero sin trabajo, sin ático-dúplex-con terraza en el centro y, por supuesto, sin novio perfecto y gato, respectivamente, esperándome en casa. Ni siquiera tengo un mísero estudio donde independizarme o un trabajo "digno" (véase Burger, Telepi o similar). Bueno, al menos tengo un enorme zapatero con una gran colección de tacones de 13 cm, eso sí (pero ninguno de Manolo Blahnik, Jimmy Choo o similar).

Pero bueno, como soy una persona nada conformista y muy optimista, aunque últimamente parezca lo contrario (qué queréis, me he quedado sin novio y sin trabajo dos veces en los últimos seis meses), he decidido poner remedio a esta situación. Sí, tras mucho esperar a que el señor Rajoy viniera a "rescatarme" (guiño guiño) de esta amargura constante y ver que se ha debido olvidar de su rubia favorita, he pensado coger yo el toro por los cuernos (creo que nunca me gustó esta expresión tan taurina... ¡Qué soez! Coger a alguien por los cuernos es regocijarse en las infidelidades del otro....), así que he hecho una lista con las "cosas" que, hoy en día, puedo hacer para triunfar, porque yo, señores, tengo que triunfar, en algún momento de mi vida, pero tengo que hacerlo. Es como las promesas esas de "qué tienes que hacer antes de morir": plantar un árbol, escribir un libro y casarte. Bien, de momento no he hecho ninguna de las tres, y encima me pongo una más: triunfar (pero las conseguiré, las cuatro, lo sé. Autoconvencimiento personal, recordad).

Es una lista básica para todos aquellos que queréis tener un puesto especial en esta nuestra sociedad perfecta, y yo, como soy la mar de generosa, he decidido compartirla con vosotr@s (compartir es vivir, como decía mi madre cuando no quería dejar mis juguetes en el parque). Así, que, chic@s, tomad nota, os hago partícipes de mi sabiduría infinita:

  • Ser concursante de Gran Hermano: es muy sencillo, sólo tenéis que montaros durante tres meses (bueno, a este paso la próxima edición durará unos cuatro años y medio) un papel (bueno, más que papel, personaje disparatado y/o freake), interpretarlo a la perfección y hasta sus últimas consecuencias y voilà, futuro asegurado, ya sea como colaborador en la televisión o como freaker profesional haciendo bolos por las discotecas, pero triunfar, triunfáis. (Hasta ahora es la opción que más me está convenciendo de toda la lista.)

  • Liarse con un famoso, pseudo-famoso o similar: esta es la opción más fácil de llevar a cabo para llegar a nuestro objetivo: triunfar. Dependiendo de nuestro físico, podremos aspirar a unas celebrities u otras, pero, no os preocupéis, siempre quedarán personajes como Leticia Sabater, que les da igual que seas "alto o bajo, gordo o flaco, con dinero o si no tienes dónde caerte muerto", que te harán un hueco en su corazón (por favor, si no os lo creéis, ved este vídeo, y si os lo créeis, también, vedlo, es una orden). Para esta estrategia hacia el éxito, sólo necesitáis un poco de estómago (el tamaño dependerá de lo fea que sea la socialité a conquistar), mucho morro y buenas piernas que aguanten las idas y venidas de platós que tendréis que soportar.

  • Hacerse político: corrupto, se entiende. Nada de política honrada, que si vas de bueno, te quedas en el camino y, al final, no triunfas, y todo esto es para conseguir una carrera con éxito, recordad. A ver, sólo necesitáis un traje de chaqueta (unisex, que ahora la moda masculina se ha extendido mucho), una cartera de piel (si es de Loewe o Hermès, mejor, cuanto más grande y más cara sea, más poder denotará) y mucha cara (o jeta, para que nos entendamos). Eso sí, debéis perfeccionar mucho la mentira, porque a la mínima, se os cazará y os cambiarán por otro más mentiroso todavía.

Hasta ahora, sólo he pensado en estas tres, pero son, sin duda, las más efectivas hacia una carrera de éxito en este país. Economistas, abogados, ingenieros de caminos, no estudiéis y hacedme caso, que con estas tres reglas básicas no os hace falta más. Yo ya estoy apuntada para la próxima edición de Gran Hermano, me estoy camelando a Leonardo Dantés para que me dé una cita y estoy yendo a un "curso de mentirosos profesionales para ascender en política". ¡Voy a convertirme en una mujer de éxito! ¡Y con poco más de 25 años!