Yo, Alba P. Corpas, me declaro en rebeldía. Ea. Sí, sí, y rebeldía de esa de la buena, de la que ya no tiene marcha atrás. Los que ya me conocen pensarán que no es nada nuevo, que entonces seré la misma Rubia Neurótica, rebelde y loca como una cabra de siempre. Pero no. Hoy -y no mañana, ni ayer, ni dentro de un año- hoy, he decidido arremeter contra toda persona-cosa-bicho viviente que se me ponga por delante.
Y por qué os preguntaréis. Bien, pues porque hoy -y no ayer, ni mañana, ni dentro de un año- hace seis meses que estoy en paro. Desempleada. Desocupada. En las listas del Inem (ahora SEPE, para los jodidos suertudos que nunca se han encontrado haciendo cola en sus queridas y malolientes oficinas). Seis putos meses ya en los que he pasado por diversas etapas: desde el optimismo más ilusorio (y totalmente ingenuo por mi persona) de "no pasa nada, encontraré algo mejor en cero coma, porque yo lo valgo" (o eso me dice mi madre. Y lo que dice mi madre va a misa), pasando por la típica fase de "ahora es verano, quiero disfrutar de él, porque ya me tocaba. En septiembre ya tendré tiempo de preocuparme", hasta llegar a hoy -y no ayer, ni mañana, ni dentro de un año-, en que me hallo en la etapa de desesperación-frustración-cabreo con el mundo laboral -y con el general también- elevada a la máxima potencia.
Total que, como Rubia Neurótica por excelencia que soy, sumado a mi estado de rebeldía por un tiempo indeterminado X, hoy he declarado mi estado de guerra particular. Sé que muchos creeréis que no tengo derecho a quejarme, de hecho, muchas veces yo también lo pienso, que hay miles de personas que están en condiciones infinitamente peores a las mías, pero ayer mi querida y pequeña amiga Tere me dijo que cada uno podíamos expresar lo que necesitásemos en cada momento. Así que ale, hoy pienso despotricar contra el mundo y quejarme de todo y todos hasta quedarme a gusto. Agárrense los cinturones, amigos, porque hoy comienzo con mi nueva sección 'Alba se queja'.
Y, viendo lo quejica que soy en mi vida diaria -y sin estado de guerra/rebeldía de por medio-, auguro que éste no va a ser el único post que escriba para soltar todo lo que llevo dentro. De hecho, estoy pensando que es una terapia genial para desahogarse. Ale, os animo a everybody a que soltéis todo lo que se os pase por la cabeza (bueno, hasta unos ciertos límites, que después os plantáis delante de Rajoy, le dais dos hostias bien dadas -y súper merecidas- y luego vais y me echáis la culpa a mí y a mi estado de guerra/rebeldía. Eso no, eh).
Por todo ello, y por el poder que me han conferido mis seis meses de paro y mi derecho natural a estar cabreada con el mundo, queda inaugurada mi sección 'Alba se queja'.
'Alba se queja' vol. I:
- Yo, Alba P. Corpas, me quejo de esta
putacrisis que tanto daño está haciendo a tantísimas personas que quiero. Y a las que no conozco también. Me quejo de la desaparición exponencial y a pasos agigantados de la clase media. Me quejo de que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres; que tengan que ver con absoluta y cruenta impotencia cómo les desahucian de sus casas, cómo no tienen qué llevarse a la boca y cómo ven su vida resquebrajarse en pedazos en apenas unas décimas de segundo.
- Yo, Alba P. Corpas, me quejo de este Gobierno, liderado por el señorito Rajoy, su barba (que tiene vida propia) y su cuadrilla de pelos filete (acepción inventada por mi persona: dícese de los chicos que han decidido peinarse como si llevaran una chuleta en la cabeza, la cual sólo les deja ver por un ojo, ya que el otro lo tienen tapado por esa extraña y viviente mata de pelo ondulada. Tales especímenes, además, cuentan con una indumentaria y jerga propias, caracterizadas por polos de cocodrilo y expresiones tales como "te lo juro por Snoopy", respectivamente). Me quejo de sus políticas antisociales, de sus amnistías fiscales a amigos, de sus privatizaciones diarias en sanidad y educación, de sus cansinos rescates a la Banca, de sus patadas en la cabeza del tipo "Los jóvenes españoles se marchan al extranjero por su espíritu aventurero y no por la crisis" (oído de la señorita Marina del Corral hace apenas unos días) y por tantísimas cosas más que no me apetece escribir, porque se me está acelerando la patata por momentos.
Y ya, a título completamente personal e intransferible, me quejo de muchas cosas más:
- Me quejo de mi
putonuevo vecino, el cual no duerme con una esposa al lado, no, sino con una escoba con la que se dedica a darhostiasa mi pared día sí y día también. ¿Por qué? No lo sé, sólo sé que le encanta tocar los bemoles como hobbie. Sí, yo también lo pienso, hay gente pa tó.
- Me quejo de mi padre, que tiene tanta confianza en mi persona (pero taaaaanta tanta tanta) que me dijo hace exactamente dos días que dejara la nueva carrera que acabo de emprender (Psicología) porque, una vez más, no me iba a servir de nada. Esto se remonta ya a siete años atrás, cuando decidí estudiar Periodismo y no Informática, como mi progenitor pretendía. Gracias, papá, one more time, por confiar tan fervientemente en tu hija y sus posibilidades. De nuevo, gracias.
- Y, por último, hoy me quejo de los reclutadores de puestos de trabajo, los cuales desechan mi currículum sin leerlo siquiera. Lo hacen una bolita y lo tiran a la
putabasura o, lo que es lo mismo, lo borran de su base de datos en su versión online. Muchísimas gracias también a vosotros, por hacerme creer -y ver, porque a las pruebas me remito- que tener una licenciatura, dos másteres y experiencia en el sector no sirven ni para limpiarse el culo. Gracias, muchas gracias.
Y hasta aquí mis protestas de hoy, porque sé que mañana tendré que seguir quejándome de mi vida en general y de mis miserias en particular, y tampoco quiero hundirme today más de lo que estoy. Desde aquí os animo a que todos os quejéis, que es muy bueno. Es genial gritarle al mundo "¡¡
Ale, amigüitos, ¿de qué os quejáis vosotros? La plataforma 'Alba se queja' está abierta para todos... Clic.
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