Este post bien podría llamarse ‘Alba se queja vol. II’ (como
la saga que empecé hace unos meses con mi brillante título ‘Alba se queja vol.I’, aunque quien dice unos meses dice el 4 de diciembre de 2012). Bueno, más bien podría titularse ‘Alba se queja vol. 1 millón’, porque en
cuestión de lo que viene siendo quejas soy la puta jefa, para qué nos vamos a
engañar, pero como dichas solicitudes por parte de mi humilde persona no se han
hecho públicas en éste, mi querido blog, pues nada, se queda en un flojo vol.
II, eso sí, esta vez con protagonista: Murphy. (Ole ahí el súper párrafo que me
acabo de gastar donde tiro por la borda la ley number one de un periodista:
buscar sinónimos).
Quién no conozca a este señor, definitivamente, es porque le
va genial en la vida, lo que significa que toda la mala suerte me la habría
podido traspasar a mí (cosa que veo totalmente factible, en vista de los
derroteros por los que anda mi vida vital en los últimos tiempos del mundo…). Por
el contrario, quienes, como yo, sientan a mi querido Murphy también como un ser
amigable, a vosotros, queridos míos, os dedico este post.
Os pondré en antecedentes: Murphy, amigos, es ese ser
jodidamente lapa que siempre está pegado a mi persona. Sí, sí, os explico. Por
ejemplo, que yo quiero saltar, pues justo se me rompe una pierna, o que quiero
rascarme la nariz (sí, esa que Iván Izquierdo me rompió con su omóplato con 12 años), pues no puedo porque tengo
las manos ocupadas.
El último ejemplo ha sido hace escasos minutos, porque digo
yo que para qué Murphy me iba a dejar en paz hoy, en mi día libre, el cual he
usado para estudiar una mierda de ‘Fundamentos de Investigación en Psicología’
con cuadros latinos, Salomones y no sé qué casos únicos con varias variables
independientes (aunque eso se merece otro post. Algo así como ‘Por qué coño
Alba siempre estudia cosas que no le valen ni para sonarse los mocos vol. I’).
Pero bueno, que me pierdo. Que iba yo a escribir una noticia -bueno, de hecho,
la he escrito- (de ésas que como reportera dicharachera aprovechas el filón de
la ‘Última hora’ para ser la primera en publicarla) y, justo cuando la he ido a
publicar, ¡cataplum chof chof! se jode el internete. Pues eso es lo que me
acaba de pasar. Porque sí, porque Murphy no ha podido joder la puta red de
redes antes y así no hubiera yo hecho una noticia que hablaba de los Trendin
Topic de Twitter cuando Twitter no funcionaba. Porque sí, porque Murphy no ha
podido mandar Internet a la mierda solo un minuto después de que yo acabase mi
tarea de periodista siempre al filo de la noticia. Porque sí, porque Murphy me
quiere y, como tal, siempre viene a verme en el mejor momento. Y porque sí, y
punto.
Y diréis “joder, tampoco es para tanto”, pero claro, es que
una ya está lo que viene siendo un poco hasta las pelotinguis del mundo en
general. Sé que hace meses y meses (y porque hoy me ha dado por ahí, que si no
podría tirarme años) que no actualizo éste, mi querido blog, donde doy rienda
suelta a mis excentricidades varias de Rubia Neurótica, pero tengo una razón.
Una razón de las que pesan y que llevo tiempo queriéndoos contar (aunque bueno,
entre lo hiper pesada que soy y que los tres pelagatos que leen este blog ya se
enteran de mis miserias porque conocen mi careto en primera persona, poco os
voy a contar que no sepáis ya…). Pero bueno... Mi gran razón es... el emprendimiento.
Gracias, amigos, hasta aquí las polleces de hoy. No tiene ningún
sentido este texto ni hilo referencial alguno, pero no le podéis pedir demasiado
a esta mujer que está a punto de tirarse por la ventana (aunque lástima, porque
desde la altura que hay, encima ni siquiera podría romperme una pierna). Pero
puedo prometer y prometo que estaré algo más pendiente de contaros en voz alta
y en forma de letras nuevas reflexiones y anécdotas varias de esta Rubia
Neurótica que suscribe que, ahora, además, se cree empresaria. Porque sí,
amigos, Murphy y yo hemos decidido crear una nueva sección solo por y para
vosotros. Para instruiros y contaros las verdades verdaderas de un emprendedor
en ciernes. A partir de ahora, me erijo como no solo la Rubia Neurótica que
sobrevive a sí misma, sino que seré aquella que os apoye en ‘Cómo ser
emprendedor y no morir en el intento’. Clic.