Mostrando entradas con la etiqueta iphone. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta iphone. Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de septiembre de 2012

A mí me daban dos

Sí, dos. Dos hostias. Dos timos. Dicen que las personas somos los únicos seres que tropezamos con la misma piedra dos veces. He aquí yo como claro ejemplo a analizar de este refrán. Y es que el post de hoy va de lo que me gusta hacer reír a la gente (y no conmigo, sino de mí). Sí, amigos, soy la viva imagen de "timemos a ésta, que se le ve cara de tragárselo todo" (creo que mi mente calenturienta acaba de jugarme una mala pasada...).

El primer paso es reconocer que soy una "persona con cara potencialmente timable". Vale, lo reconozco. Y eso que yo me creía de las que no les daban gato por liebre: "Yo que tú no lo compraba, es un timo. Se ve a años luz que eso huele mal". Pues toma, por ir de lista, dos timos en menos de dos meses. Y, lo mejor de todo, sin verme la "cara potencialmente timable" que tengo.

Maldito Internet y malditas nuevas tecnologías. Son los causantes de todos mis problemas, porque os digo yo que esto no me hubiera pasado si me hubieran visto face to face, porque tendré cara de tonta, sí, pero tengo un importante poder de transformación hacia cara de perro de presa en muy pocos segundos que os daría miedo. Digievoluciono a la velocidad de la luz, creedme.

Bueno, a lo que iba, que sí, que me han timado. Dos veces. Algunos pensaréis que le puede pasar a cualquiera. Yo también lo creía hasta que la gente que me rodea, cuando se lo cuento, me dicen: "Eso sólo podría pasarte a ti. Pringada". Gracias, tener amigos para esto.

Bueno, vayamos por partes y cronológicamente en el tiempo hablando (cómo me gusta decir en ocho palabras lo que podría decir en dos):

Primer timo: "La casa ganga de la playa"

Véase cinco amigas que buscan desesperadas un apartamento en la Playa de Gandía. Bueno, bonito y barato. Y si está en primera línea, con aire acondicionado y con la nevera llena cuando lleguemos, muchísimo mejor (de ron, por supuesto). ¿Cuál fuimos a alquilar? El bueno, bonito y barato. Y el inexistente. Porque no, no existía. Pagamos por, cómo decirlo, nada. Na-da. Y pensaréis que le puede pasar a cualquier persona humana que, sin preguntar, hace un giro postal a una tal Ana María Mihaly (sí, a la hoguera con ella). Sí, puede pasar, pero las circunstancias que rodeaban al timo eran dignas, cuanto menos, de levantar sospechas. El hecho de que la persona de contacto tuviera una dirección de correo haciendo mención a un tal Capitán Salami (sí, ese de "Como un salami, tu amor llegó a mi vidaaaaaaaaaa, como un salami, para ponerte finaaaaaaaaaaaaa") y que no nos cogieran el teléfono una vez hubimos desembolsado 200 cocos, era como para pensárselo. Como para pensárselo mucho. Menos yo, que como tengo "cara potencialmente timable" y además un corazón y una buena fe que no caben en mí, seguía diciendo que no pasaba nada, que no nos preocupásemos, que llegaríamos a Gandía y tendríamos listo nuestro apartamento. Sí, el bueno, bonito y barato.

Desde aquí le doy las gracias a mi amigo Piñi (en mi grupo somos muy originales poniendo motes, sí. Y éste no es de los peores, creedme. Esto me recuerda que, como te pongan un apodo de niño, ya te puedes morir con él, que se olvidarán de como te llamas en realidad y lo plasmarán en tu lápida cuando hayas estirado la pata. Y no, no os voy a contar cuál es el mío). De no ser por él, aún me planto en la playa con las maletas. Porque, amigos, descubrimos el timo tres días antes de viajar a 412 kilómetros de Madrid.

Aunque bueno, en el fondo, la cosa acabó bien. Sólo tuvimos, en una mañana, que: empezar a mosquearnos (yo no. Seguía pensando que las buenas personas existían. Ahora ya no lo pienso. Ana María Mihaly, huye. Huye de mí si me ves con una katana y una cara de perro de presa que dé mucho miedo), investigar por Internet, encontrar a la puta de la Ana Mary, descubrir que era una timadora nata desde que el mundo es mundo, agobiarnos, gritar, cagarnos en todo lo cagable, relajarnos, respirar hondo, sentarnos, otra vez, frente al ordenador, buscar una agencia, que esa agencia tuviera apartamentos libres (buenos, bonitos y baratos), reservar uno de ellos y reírnos de nuestra desgracia. Y todo en un par de horas. Pero sí, acabó bien, con 200 panchos menos en el bolsillo, pero bien. Tan bien que llegué a Madrid, ocho días después, con una infección de garganta que podría haber muerto a mitad de semana. Pero sobreviví. Sobreviví al timo y a las vacaciones  (dignas de otro post. O tres. O cuatro.)

Segundo timo: "Los SMS gratuitos"

Esta anécdota es más corta, pero me la comí yo solita. No tengo amigas a las que co-echar la culpa de haber sido timadas. La quería para mí. Porque como dicen, a mí me daban dos. No iba a conformarme sólo con un timo durante el verano. Hombre, por Dios.

¿Quién se cree eso de "Manda SMS sin límite, que no te cobramos ni un céntimo"? Pues yo, obviamente, si no de qué os iba a estar contando esto ahora. Resulta que, como muchos tendréis en vuestros Smartphones, existe una aplicación que te ofrece a coste cero, y durante 24 horas, otra app que, habitualmente, habría que pagar por ella.

Lo cierto es que yo no le suelo hacer demasiado caso, ya que, en su mayoría, todo lo que ofertan son juegos, y yo me creo demasiado culta para tirarme full time con games del tipo Apalabrados o Diamonds (no cuela, ¿verdad?). El timo, en esta ocasión, radica en que la app que ofrecían hace días parecía de gran utilidad. Y recalco lo de parecía, porque ya la he enterrado por los restos de los restos. Y para los restos de las próximas 4 vidas, también. Que si puedes llamar gratis a cualquier parte del mundo (yo pensando en llamar all day a mi amiga negra del Congo afincada en Lisboa, conocida por todos como Wach), que si mensajes de textos ilimitados sin coste alguno, que si es la aplicación número 1 en EE.UU, que si tal, que si cual. ¿Quién se cree que dan duros a pesetas? O, mejor dicho, ¿millones a cambio de nada? Pues la Rubia Neurótica que suscribe. 

Vamos, que me faltó wifi para descargármela en sesenta milisegundos y, después de trastear con ella y darle todos los datos habidos y por haber en mi vida, me pide que "reenvíe a los contactos que desee un SMS para hacerles conocer también a ellos esta maravillosa, increíble, sofisticada y perfecta aplicación". Y he aquí mi pensamiento de los siguientes 5 minutos:

"Coñe, ¡si es gratis! Se lo voy a reenviar a todos mis contactos. (Dudo durante un minuto). Bueno, mejor a todos no, que tengo muchos en la chorbo agenda a los que ni siquiera me apetece verles la cara, como para enviarles un mensajito, aunque no me cueste un duro. (Desecho unos 50 contactos. Sí, soy una persona muy sociable, ya lo sabéis). Mensaje enviado. Ok. A 174 personas." 

-Ya habréis podido deducir que de gratis tenían bien poquito. Cuán sorpresa me llevo cuando veo que en mi bandeja de salida del iPhone he mandado 174 mensajes de texto.-

En este momento es cuando empiezas a ponerte nerviosa y piensas "No me jodas que han vuelto a timarme y voy a tener que pagar esta mierda". A esto que, para ser aún más el hazmerreír de la gente, decido ver mi factura delante de dos amigas. Hostia en la frente. 28,51€ en mensajes que me va a llegar a final de mes. Desde aquí quiero dar las gracias a esas dos personas que se estuvieron descojonando de mi persona durante más de media hora. Os recuerdo que formasteis parte del primer timo, por si lo habíais olvidado.

Vale, creo que ya os he acabado de convencer de que soy tonta. Una tonta con bastante menos pasta en la cuenta. Pero bueno, al menos ahora tengo una nueva vida: Ahora mi nuevo apodo es Capitana Salami y tengo una aplicación a la que acudir para llamar a Lisboa y mandar mensajitos gratuitos a mis 174 contactos. Yupi.