Sí. He vuelto. Y con dos kg más. O tres. O cuatro. En realidad, ni lo sé (y tampoco quiero saberlo). Tras más de un mes sin dar señales de vida humana por lo que viene siendo éste, mi pequeño y neurótico huequito blogger, he vuelto.
Perdonadme, sé que moríais lentamente sin tener noticias de las historias raras a la par que reales de vuestra rubia favorita, pero creedme cuando os digo que apenas he estado en la querida "capi" para poder escribir. De verdad, trabajar tanto me está dejando sin vida bloggeril. ¡Ah, no, esperad! El trabajo no, que sigo parada y bien parada, gracias. Quería decir que mi vida social veraniega de tres meses tocándome la peineta (sí, ya van 90 días sin experimentar lo que viene siendo el milenario arte de madrugar y currar durante ocho horas. O más.) no me ha permitido, siquiera, escribiros cuatro parrafitos para contaros mi egocéntrica vida.
Pero, repito, sed felices, porque ya he vuelto. Y esta vez -me da- que para quedarme mucho tiempo. Hasta que a la maldita crisis le apetezca aflojar un poco las cuerdas y el mercado laboral decida contratar a esta humilde periodista/publicista/relaciones públicas/marketiniana y comunicadora nata (y humilde, humilde, oiga).
Mes y medio en el que -cómo no- he acumulado anécdotas varias (surrealistas todas, of course) para compartir con todos vosotr@s. Todas son largas de contar y requieren de una concentración infinita que ahora no poseo (no me pidáis más; estoy escribiendo en un cuaderno de cuadritos -de los pequeñitos- para poder llegar a los Madriles y hacer un copy-paste rápido in my computer. Ya echaba de menos mis "poliglotismos" varios). Si algun@ se pregunta por qué cojones estoy posteando vía Pilot azul, sabed que se debe a dos cosas (aviso que la segunda de ellas es la más inútil que vais a leer en este blog. Y mirad que hay cosas sinsustancia entre mis líneas para elegir...):
La primera -y haciendo mención a mi querida y pequeñita (pero matona) amiga Teresa-: La inspiración llega trabajando. Y es que anoche, mientras mis amigos se emborrachaban con calimocho (no esperéis más, ya están caninos después de tantas fiestas a base de alcohol del caro), nosotras hablábamos 100% sobrias (llevo 11 días sin probar nada de alcohol. Ni una caña. Ni una gota. Pero esta historia ya forma parte de otro post. Tranquil@s, no me he vuelto alcohólica ni nada parecido. Todo tiene que ver con mi "Operación fuera lorza post vacaciones". Pues eso, que entre conversaciones varias que no van a ninguna parte y otras que puede lleguen a buen puerto, me soltó este refrán. Corto pero verídico. "La inspiración llega trabajando." Así que, siendo las 18 de la tarde y tras tres fracasos absolutos de intento de siesta, me he dicho: "Alba, pilla papel y boli (Bic siempre. Mierda, no hay. Aquí sólo tengo Pilot) y empieza a escribir, que al final se te olvidará juntar sílabas para formar palabras". Y mira, con la tontería, lo que parecían iban a ser tres párrafos guarros (con todos mis respetos) para saludaros y deciros "¡¡Estoy aquí!! ¡¡He vuelto!!", se han convertido en un post de los gordos. Y de los que duele la mano (que ya llevo dos hojas de cuaderno...)
Bueno, y mi segunda "cosa" por la que estoy escribiendo en un puñetero cuaderno es por la simple y gilipollas idea de ponerme a prueba a mí misma (sí, otra de mis neuras varias). ¿Cuál esta vez? El miedo atroz a que se me hubiera olvidado coger un bolígrafo. Y, sí, amig@s, mis miedos eran reales. He olvidado escribir. Escribir "bonito", se entiende. ¿Dónde habrá quedado mi preciosa letra redonda, que despertaba envidias allá por donde pasaba? (Reíos, pero mi caligrafía era alabada allá donde quedaba rubricada). Pues bien, ahora mis letras perfectas se han convertido en una especie de caligrafía ininteligible con símbolos jeroglíficos a modo de palabras. ¿Hace cuánto tiempo que no me paraba a coger un lapicero? ¿Una década? ¿Dos? ¿Un siglo, quizás? ¡Cuánto daño han hecho teclados varios y demás dispositivos tecnológicos!
¿Alguna vez os habéis parado a pensar (yo sí, ya sabéis, mi cabeza no para de dar vueltas full time) que, a este paso, nuestros hijos no sabrán ni coger un lápiz para escribir su nombre? En vez de eso, sabrán manejar un iPad desde la cuna (eso si el IVA nos permite comprarlos, que, tal y como vamos, no podremos ni comprar pan cada día...) ¡Con lo que molaba comprarse el más molón de los estuches antes de comenzar cada curso. Tenía que ser el más grande, con todos los colores (incluidos el blanco, algún uso le encontraríamos a lo largo del año, aunque fuese para metérnoslo por la nariz) y del dibujo animado de la termporada (véase Princesas Disney, Rayo McQueen o los Fruitis)...
Dejando pensamientos freakes en voz alta a un lado, pues eso, que gracias a a Teresita he matado dos pájaros de un tiro (odio esta expresión, pero la mano me duele demasiado como para tacharla y pensar otra): la inspiración me ha llegado trabajando (malamente, pero me ha venido, al final y al cabo); y 2.- He vuelto a apreciar el noble arte de la caligrafía (malamente, pero lo he apreciado).
(¡Virgen Santa! Qué degeneración de post. Qué mal están las cabezas (la mía peor que las de la mayoría. Ya sois conocedores de mis locuras transitorias -o no tan transitorias-...)
Bueno, ya sí que sí, la Rubia Neurótica por excelencia se retira. Se retira a hacer una maleta para volver a Madrid. Se retira a hacer una maleta para volver a Madrid, deshacerla y hacer otra más grande. Se retira a hacer una maleta para volver a Madrid, deshacerla y hacer otra más grande, porque mañana vuelve a la playa. Una semana. ¿Se me había olvidado comentároslo? Ya sabéis, las cabezas... xD. Clic.